lunes, 25 de febrero de 2008

EL AUTO NEGRO



Para el Santi, que escribió
un cuento cuyo personaje se me
quedó dando vueltas
en la cabeza.
Para la protagonista de este
cuento que, de veras,
una tarde compartió conmigo
diez minutos de 494.


Ayer subí a un 494. Me senté en el asiento de los bobos. Para los que no sepan cuál es, es el que hace que veas el pasillo del ómnibus y las caras de los que están sentados frente a vos y no lo que hay afuera, porque quedás de espaldas a la ventana. Puede ser que no mirar hacia la calle sea de bobos…Puede ser… Igual, nadie miraba para afuera. Todos iban tecleando en los celulares. Me senté ahí porque una vieja se paró como para bajarse.

Era una vieja enjuta, secada por muchos soles, mojada por muchas lluvias y sobada por la vida. Tenía las pupilas negras chiquitas y vivaces y se movían tanto que parecía que dos maripositas negras le anduvieran por la cara. La vieja aquella quedó al lado de la puerta de adelante, al costado del conductor y le hablaba. Movía las manos, atravesadas por venas que eran como cuerdas, con la nerviosa energía de una mujer de veinte. El conductor, siempre mirando para adelante, la escuchaba:

-¿Sabés qué?- parecía que lo conocía porque lo tuteaba- me espera. Fijate, si podés, por el espejo…Nos está siguiendo y cuando yo llegue y me baje, me va a estar esperando en la parada…Ves, mirá bien, a ver si lo ves, es en un auto negro, y brilla como si fuera de charol. Es como el que usaban las novias, antes, pero no es de esos. Me está buscando- decía muy asustada…

-No se preocupe- le decía el conductor, pacientemente- yo la miro hasta que usted se vaya de la parada. Quédese tranquila, abuela…

-Abuela, la puta que te parió - dijo muy bajito y aparte, y después siguió fuerte- Qué me voy a quedar tranquila…Vas a ver cuando tengas mi edad que no podés…Y además es tan negro…Es nuevito…me está esperando a mi, pero yo corro ligerito…Miráme las piernas, ves… Así como las ves, todavía pego cada corrida!

Se ve que el conductor no había escuchado la puteada porque le dijo:

-¡Yo la miro cuando se baje! Y lo mato si le hace algo…! – Y se lo decía entre amable, bravucón y risueño. Ni él ni los demás creían una palabra de lo que decía la vieja.


Las miradas de los pasajeros se cruzaban, cómplices, y se empezaban a escuchar las risas. Capaz que no era la primera vez que la veían. En una de esas, ya la habían estado escuchando durante el viaje. Todos la miraban. Vi que algunos hasta habían apagado el celular. Mientras pedía que parara, ella le dijo al conductor:

-No mi viejo, muchas gracias, vos no te preocupés. Yo me bajo y le atravieso la cara de un cintazo, vas a ver...A ver, ah, capaz que ya está en mi parada…- Se agachaba y miraba para adelante por el parabrisas. Era como una vara seca que se dobla pero no se quiebra aún - El auto es negro, reluciente ¿A dónde me querrá llevar? …Vas a ver, le cruzo la cara de un cintazo! Me está esperando…A ver, mirá, ahí lo tenés!

Y se bajó, lo más rápido que le dieron los pies, que no era mucho. Varios pasajeros se rieron abiertamente. La paranoia de la vieja había sido el entretenimiento del viaje, pero ahora ya estaban todos de nuevo metidos en sus celulares. Todo fue a la vez: La vieja se bajó. Yo giré la cabeza para verla por la ventana que estaba a mis espaldas. Y vi que, cuando la vieja apoyó un pie en la vereda, estaba arrimándose suavemente a ella un auto negro y brillante como el ala de un cuervo.

2do final (a partir del anterior)

Algo le dijo el conductor del auto que no pude escuchar. Pero no fue un grito.
La vieja se acercó a la ventanilla y antes de que arrancara el ómnibus, escuché que le gritaba al chofer del auto negro:
- ¡Abuela!,... la puta que te parió!

Les propongo un juego, a todos ustedes, los amigos que me visitan: Inventemos otros finales. Vi un juego parecido a éste en otro blog, LA MAGA,http://lamaga1984.blogspot.com/ Era un cadáver exquisito, es decir, la construcción entre todos de un cuento, párrafo a párrafo, y me encantó jugar, además de comentar. Además recién Andrea adivinó mi primer final, así que eso me decidió aún más a buscar otros posibles. A mi se me ocurrieron dos. Y a ustedes?

viernes, 15 de febrero de 2008

CUANDO NO HAY PERFIL QUE VALGA......ILUSTRADO POR ANDREA ALBARENGA


Si un día nos conociéramos…Si un día alguien en una calle nos dijera:
-Hola, yo soy Susana…
-Hola, yo soy Luis….
-Soy Claudia, La chef….
-Soy Germán.
-Soy Itzara
-Soy Ana
-Soy Gabriel. ¿Vos sos Rossana? No te imaginaba así…Yo visité tu blog muchas veces. ¿Qué contás?
Quizás no supiéramos qué decir…o cómo. O quizás hablaríamos atolondradamente, sin parar, sin poder frenar…

Si un día nos encontráramos de veras las miradas, no por detrás de monitores, sino ojo a ojo, frente a frente… Si nos escucháramos hablar, y percibiéramos que el ojo del otro no nos mira igual que como pensábamos… porque no nos lee, porque cuando hablamos no somos iguales que al escribir y la palabra no viene tan rápido a la boca. Y las herramientas del blog no nos sirven de nada, ahora.

Entonces…
Los silencios podrían aparecer
Y los misterios desaparecer…

Si un día sucede eso, cuando veas que no soy un comentario, un poema, un cuento, que tengo piel y ojos y estoy gorda o flaca o tengo muchas canas o arrugas o no, y quizás me como las eses cuando hablo o uso ropa muy convencional o muy hippoide o soy tímida y temerosa o aburrida a morir, y que estoy ahí…al lado tuyo, quizás, puede ser terrible…
Y eso da miedo… Imaginen por un momento que suceda lo que describo. ¡Ahora!,¡ ya!, decimos:
-Vamos a conocernos. Vamos a vernos. Imaginemos que no hay océanos, ni mares, ni distancias verdaderas…

¿No te provoca un temblor imperceptible en el pulso? Por algo, casi ningun perfil tiene foto y si la tiene, es una metonimia.

Pero a la vez…¡Qué ansias enormes e incontrolables, qué fuerza magnética enérgica nos arrastra a querer conocer más al otro, saber de él, verlo! Ver su cara, escuchar su risa, verlo caminar, escuchar sus preguntas, ver alguno de sus pequeños gestos, transformar este intercambio de palabras en una verdadera amistad…
Perder el perfil, que no signifique nada… y encontrar de veras a la persona…

viernes, 1 de febrero de 2008

ALEGATO: EL MEJOR HOMBRE DEL MUNDO

....Y no es cuento, eh...

“Amores que matan
Nunca mueren”

Disculpen las demás mujeres, pero, sin despreciar, como dice mi suegra, yo estoy convencida que me casé con el mejor hombre del mundo. Y no me digan- como hace él- “¿Qué…te los conocés a todos?
Cuando yo lo conocí hacíamos teatro, bah…chapuceábamos teatro. Él era casado y yo también. Todo decoroso, no busquen aquí una historia de engaños múltiples, adulterios, citas clandestinas etc, porque no hay. Y si no me creen, pueden preguntar a la flaca, que no me deja mentir. Sí había admiración mutua. Pero, nada más. Ni nada menos. El matrimonio que yo tenía se disolvió y derivó en una amistad que conservo hasta el día de hoy, y luego yo dejé el grupo de teatro. Como cuatro años después, nos encontramos con el Carli en un ensayo de gente amiga que ambos habíamos ido a ver. Ahí él ya estaba recién separado y yo, divorciada. Apenas empezamos a hablar, yo me dije: -Esta es la mía….Y él me dijo- su separación era muy reciente- que necesitaba que nos volviéramos a encontrar para hablar….Hablar…¡Ese verbo quiere decir tantas cosas! Cuando uno se encuentra con el mejor hombre del mundo no le quedan dudas, y hay que proceder rápida y eficazmente.No es cuestión de que encuentre otra para hablar. Así que quedamos en encontrarnos al día siguiente. La relación podía haberse convertido en una gran amistad, solidaria, comprensiva, paño de lágrimas, pero no, por suerte no, porque como digo…hablar, hablamos, pero también hubo silencios, no de los incómodos….Y miradas…Disculpen si esto se pone cursi, no me importa. Es tal cual. Todavía me acuerdo de una gabardina que tenía y que llovía la primera vez que nos encontramos en un boliche. Esos encuentros se repitieron. Fuimos juntos al festejo-proclama del primero de mayo. Y desde entonces no hemos faltado a ninguno. En nuestro fervor gremialista hay también una veta de amorosa nostalgia.
Si están esperando que les cuente la primera vez, pueden esperar sentados…
Esa fue solamente la primera prueba del alegato que sostengo desde el primer párrafo.
Luego, cuando la cosa se puso más seria, que fue como 15 minutos después de la primera vez, vino la principal aclaración que me hizo:” Yo no soy yo. Soy yo y mis hijos” Tenía 3: de 9, 8 y 3 años. Eso me dejó claro que no iba a ser fácil, pero también que por eso también era el mejor. El mejor hombre tiene que tratar de ser el mejor padre. Será por eso, que contando con que no había que desperdiciar esas cualidades, trajimos al mundo dos hijos más. De paso y ya que estamos en el tema de los hijos, hemos seguido ejercitando con toda felicidad, lo que no les quise contar más arriba. O sea, que no nos hemos convertido en hermanos que techean.
Otra de las cualidades de este hombre, que no es nada menor, es cómo me hace reír. Lleva 20 años haciéndome reír. Eso es fundamental, relaja, divierte, es un antidepresivo natural. ¿Qué hombre logra divertirte después de 20 años de convivencia? Sólo el mejor.
Sigue sorprendiéndome: Es de los que vienen de atrás, cuando estás de espaldas y te abrazan por la cintura… Es de los que charlan con vos a la tardecita, con un mate de por medio. Es de los que se bancan que te sientes a escribir en la compu. Es de los que te esperan para comer. Es de los que cocinan, lavan los platos (está bien...a veces), miran con amor, es de los que uno mira y al mirarlo, piensa: Ojalá me muera yo antes que él.