Acá salió el primer capítulo del Teleteatro: "Tacones lejanos"
Espero que Julio César Castro, si volviera a vivir, no quisiera morirse de nuevo, al leerlo.
Se hizo para ser continuado. Lo actualizo la semana próxima con vuestros aportes.
La punta del zapato de raso violeta dio un escueto paso hacia abajo en la escalinata de mármol.
Luego la punta del otro zapato, también de raso y también violeta dio un paso hacia arriba en la escalinata de mármol.
Eso la ponía en una posición difícil.
Tanto que, sin duda, la otra punta del zapato hubiera acompañado el movimiento de la segunda, pero entonces escuchó una voz que la detuvo:
- Ligeia Pálida Ortopédica, querida, tú eres la mujier de mi vida... ¡Déjame ya!
El zapato- inmutable- pareció entonces tan de mármol como la escalera- pensó Volcánico Granítico Lapsuslingûe -.Su pensamiento preclaro hizo entonces un distingo pertinente: Para mármol, más bien era díficil el violeta... Fue apenas una digresión. Luego de reprimir varias divagaciones más, insistió buscando que el zapato -conmovido- bajara en su dirección. Haciendo honor a su apellido le dijo:
- ¡Déjame ya, y para siempre...!¿qué haría ió si tú existieras?- De inmediato se corrigió: ¡Cásate conmigo para siempre! Qué haría ió si tú no existieras, mi paliduchia, ah?
La voz de ella le llegó como de muy lejos... Sólo se escuchaban sus tacones lejanos....Más precisamente, ella ya estaba en su cuarto.
Con la puerta cerrada. Pero como no era maleducada contestó:
-Nasdlfj.
Y naturalmente, Granujiento- como ella le gritaba en su éxtasis amoroso- no entendió nada. ¿Qué no me has dichio? gritó desde el pie de la escalera, cuando en realidad quiso decir:
-¿Qué dijiste?
Entonces fue ella quien no entendió nada. Se sentía miserablemente lejos de él, a dos pisos de distancia. Ahora él tendría que tomar una decisión....¿Qué haría con su vida? Seguir esperando a Ligeia Pálida Ortopédica al pie de la escalera o dirigirse a la cocina a buscar el consuelo de la muchacha sordita que había contratado su madrastra? ¡A ella seguramente no le importarían sus lapsus! Después de meses de desasosiego, una mirada ilusionada apareció en sus ojos
En el televisor se escuchaba la canción: "Mujier, mujier...si puedes tú con Dios hablar..."
En la cocina, Excluida Hermana Natural daba vuelta la tortilla, canturreando disimuladamente: - "Si puedes tú con Satán hablar....pregúntale si...."
Espero que Julio César Castro, si volviera a vivir, no quisiera morirse de nuevo, al leerlo.
Se hizo para ser continuado. Lo actualizo la semana próxima con vuestros aportes.
La punta del zapato de raso violeta dio un escueto paso hacia abajo en la escalinata de mármol.
Luego la punta del otro zapato, también de raso y también violeta dio un paso hacia arriba en la escalinata de mármol.
Eso la ponía en una posición difícil.
Tanto que, sin duda, la otra punta del zapato hubiera acompañado el movimiento de la segunda, pero entonces escuchó una voz que la detuvo:
- Ligeia Pálida Ortopédica, querida, tú eres la mujier de mi vida... ¡Déjame ya!
El zapato- inmutable- pareció entonces tan de mármol como la escalera- pensó Volcánico Granítico Lapsuslingûe -.Su pensamiento preclaro hizo entonces un distingo pertinente: Para mármol, más bien era díficil el violeta... Fue apenas una digresión. Luego de reprimir varias divagaciones más, insistió buscando que el zapato -conmovido- bajara en su dirección. Haciendo honor a su apellido le dijo:
- ¡Déjame ya, y para siempre...!¿qué haría ió si tú existieras?- De inmediato se corrigió: ¡Cásate conmigo para siempre! Qué haría ió si tú no existieras, mi paliduchia, ah?
La voz de ella le llegó como de muy lejos... Sólo se escuchaban sus tacones lejanos....Más precisamente, ella ya estaba en su cuarto.
Con la puerta cerrada. Pero como no era maleducada contestó:
-Nasdlfj.
Y naturalmente, Granujiento- como ella le gritaba en su éxtasis amoroso- no entendió nada. ¿Qué no me has dichio? gritó desde el pie de la escalera, cuando en realidad quiso decir:
-¿Qué dijiste?
Entonces fue ella quien no entendió nada. Se sentía miserablemente lejos de él, a dos pisos de distancia. Ahora él tendría que tomar una decisión....¿Qué haría con su vida? Seguir esperando a Ligeia Pálida Ortopédica al pie de la escalera o dirigirse a la cocina a buscar el consuelo de la muchacha sordita que había contratado su madrastra? ¡A ella seguramente no le importarían sus lapsus! Después de meses de desasosiego, una mirada ilusionada apareció en sus ojos
En el televisor se escuchaba la canción: "Mujier, mujier...si puedes tú con Dios hablar..."
En la cocina, Excluida Hermana Natural daba vuelta la tortilla, canturreando disimuladamente: - "Si puedes tú con Satán hablar....pregúntale si...."
CAPÍTULO 2
(Escrito por Andal13, Andrea Albarenga, de Ajo y agua)
Ágata Amatista Ámbar enredaba sus dedos en las varias vueltas de su collar de piedras semipreciosas; era el único movimiento perceptible en su estatuaria figura, de pie en el balcón de mármol de su alcoba. El sonido de los abalorios se mezclaba con el baile flamenco que hacían las gotas en la fontana del jardín. El pensamiento de Ágata Amatista Ámbar, lejos de parecer inmóvil como su cuerpo, parecía estar entrenando para el rally París-Dakar: las ideas corrían a gran velocidad, incansables, venciendo cualquier obstáculo. Y el obstáculo era esa maldita Ligeia Pálida Ortopédica... esa perra patiestevada.Pero no sería un obstáculo por mucho tiempo más. El plan en la cabeza de Ágata Amatista Ámbar estaba a punto de ponerse en marcha. Volcánico Granítico Lapsuslingüe sería finalmente suyo...
24 de mayo de 2008 23:31
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