Atrás de la puerta
entornada apenas
hincan agudos dientes
dolores y penas
Detonan los por qués
de las trincheras
Se enciende la mecha
seca de la bronca
y se da pelea
Cuando la puerta
se mueve se entrevé
dulce y grosa
tu mirada maestra
y se escuchan
tus preguntas alertas
tus puteadas
al roce de las sábanas
de algodón,
a la comida aséptica
al saludo bobalicón
Ojalá tengas ampollas
de voluntad alfarera
y que de ellas sea
tu mejor borrachera
Está en retirada
la feroz madamisela
la más puta
la más fiera
y sólo merodea
por nuestras azoteas:
aspirante a musa
perra, fea, hueca
Que sirva para algo:
hay que ponerle un burdel
y cafiolarla a lo guapo
que yire en otro andén
Allá va...Vean
hacia otra autopista
hace dedo, hace señas
llora y se menea
su maquillaje se chorrea
revolea la cartera
Allá va... Vean...
Un campo atraviesa
-Lo querías, no sos boba, cuerva
Una pena para ti...
Es hora de siembras
si querés llorar, llorá, perra
pero no podrás hacer la siega...
Acá, atrás de la puerta
de la habitación
miramos por la cerradura
ya somos legión
esperamos la acuarela
en puntas de pie
el cuento el poema
se escucha el rumor
trepamos a la avioneta
se enciende el motor
se siente el perfume
se siente el amor
Lugar de acopio y publicación de dramaturgia, narrativa y poesía de Rossana Mutarelli
domingo, 25 de julio de 2010
viernes, 23 de julio de 2010
Oro del Rhin
Las manos que llevan las tazas
a la boca tiemblan
Hay un concierto de voces
Cascadas viejas
Gran coiffure de canas
Teñidas añejas
O blancas resecas
Hay un aroma a postre a miel
A café con leche a chocolate a té
a último placer
a perfume longevo francés
a lo que queda
a lo poco que hay
La gran moza se prepara
se para en un rincón
a la espera, fiel
para servir su porción
Hay un diario que circula
Con noticias del presente
Pero cada cabeza se siente
Ocupada
Sitiada
Retenida
en un pasado clemente
que aún festeja la vida
y ve en la mesa a la muerte
Que se demore la moza:
Un último placer
Un trago…
Ah, aquel recuerdo…
Un divino bocado
Antes que se escuche
el silbido del último aire
y la muerte apoye
en la mesa
la bandeja implacable
a la boca tiemblan
Hay un concierto de voces
Cascadas viejas
Gran coiffure de canas
Teñidas añejas
O blancas resecas
Hay un aroma a postre a miel
A café con leche a chocolate a té
a último placer
a perfume longevo francés
a lo que queda
a lo poco que hay
La gran moza se prepara
se para en un rincón
a la espera, fiel
para servir su porción
Hay un diario que circula
Con noticias del presente
Pero cada cabeza se siente
Ocupada
Sitiada
Retenida
en un pasado clemente
que aún festeja la vida
y ve en la mesa a la muerte
Que se demore la moza:
Un último placer
Un trago…
Ah, aquel recuerdo…
Un divino bocado
Antes que se escuche
el silbido del último aire
y la muerte apoye
en la mesa
la bandeja implacable
lunes, 19 de julio de 2010
Familiares
No están aquéllos. Estamos nosotros.
Los pañales están prontos
Limpios esponjosos
Hay que renacer
Ahora
con las arterias hinchadas
de aquellas mismas sangres
ponernos azules de tanta
sangre violeta torrentosa
de tanta ansia ahogada
de tanta verdad amotinada
Ojos/ bocas/ brazos desgajados
Miradas/ gestos y abrazos mutilados
nos compelen nos citan
nos alumbran nos bautizan
nos convocan a tener
otro primer llanto
después de este nuevo parto
Somos bocas hambrientas
¡Que nos den el pecho
de la verdad!
Hemos nacido recién
¡Vamos!
Somos familiares frescos
recién estrenados
Los pañales están listos
Nuestro llanto no se calma
Aúlla, grita, milita:
Todos somos descendientes,
Ascendientes somos todos
Y no somos deudos
Acreedores somos
estirpe porfiada:
Roja de vergüenza
Inflamada de justicia
En la batalla
Ahora
Todos somos hermanos
Todos
abismados
a los bordes de la verdad
arañando el fondo
con las uñas llenas de tierra
con cada mano hasta el codo
con cada pie hasta el último paso
con cada voz hasta que el llanto
el grito, la sangre, el aullido,
se vuelva canto
Los pañales están prontos
Limpios esponjosos
Hay que renacer
Ahora
con las arterias hinchadas
de aquellas mismas sangres
ponernos azules de tanta
sangre violeta torrentosa
de tanta ansia ahogada
de tanta verdad amotinada
Ojos/ bocas/ brazos desgajados
Miradas/ gestos y abrazos mutilados
nos compelen nos citan
nos alumbran nos bautizan
nos convocan a tener
otro primer llanto
después de este nuevo parto
Somos bocas hambrientas
¡Que nos den el pecho
de la verdad!
Hemos nacido recién
¡Vamos!
Somos familiares frescos
recién estrenados
Los pañales están listos
Nuestro llanto no se calma
Aúlla, grita, milita:
Todos somos descendientes,
Ascendientes somos todos
Y no somos deudos
Acreedores somos
estirpe porfiada:
Roja de vergüenza
Inflamada de justicia
En la batalla
Ahora
Todos somos hermanos
Todos
abismados
a los bordes de la verdad
arañando el fondo
con las uñas llenas de tierra
con cada mano hasta el codo
con cada pie hasta el último paso
con cada voz hasta que el llanto
el grito, la sangre, el aullido,
se vuelva canto
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